Los niños salvajes
(He encontrado en El Mundo este interesante artículo sobre los "niños salvajes")
¿Qué ocurre cuando un niño crece criado por animales, totalmente alejado de la ciudad? ¿Es posible recuperarlo para la “civilización” urbana? La Historia es generosa en casos de este tipo y famosos escritores como Rudyard Kipling (“El Libro de la Selva”) o Juan Jacobo Rousseau, y cineastas como Francois Truffaut (“El niño salvaje”), han tratado de responder a estas preguntas a través de sus obras. Ahora, un libro del alemán P. J. Blumenthal recopila más de un centenar de casos que, desde la época de Rómulo y Remo, han formado parte de la gran peripecia del ser humano.
Les llaman “niños salvajes” y están presentes en la Historia de la Humanidad incluso antes de que Rómulo y Remo fuesen amamantados por una loba. Pero al margen de honrosas excepciones como la de los fundadores de Roma, la realidad es que sus leyendas siempre han servido para amamantar otro tipo de miedo: terror al licántropo, al vampiro o al monstruo incomprendido. Afortunadamente, la invención de héroes de ficción como Tarzán, capaz de conservar su humanidad, combinada con lo mejor del instinto animal, los han convertido en seres aceptables e incluso merecedores de la lástima que inspiran sus vidas. También han servido para recordarle al hombre, de forma dolorosa, que el barniz de la civilización es delgado y que su innata bestialidad animal puede resurgir en cualquier ocasión. Más allá de los escritos de Rousseau y tras la historia de Mowgli, el famoso protagonista de El libro de la selva, la inmortal obra de Rudyard Kipling, esta fascinación hacia los niños criados por animales ha seguido alimentando a decenas de investigadores y literatos. La última entrega es el libro del periodista alemán P.J. Blumenthal, Kaspar Hausers Geschwister, que acaba de publicarse en este país, en referencia al famoso niño maltratado encontrado en Nuremberg en i828, y donde se recogen más de un centenar de casos desde el año 539 hasta la actualidad. He aquí alguno de los más destacados: I
Kamala y Amala. En 1920, el reverendo Singh de Midnapore encontró a dos
niñas salvajes –de unos tres y seis años de edad, bautizadas después como Kamala y Amala, respectivamente– viviendo entre una familia de lobos en un abandonado túmulo de termitas. Tras matar a la madre-loba, el sacerdote comprobó que las niñas eran tan diferentes físicamente que parecían no tener relación familiar, por lo que supuso que el animal las había recogido en momentos distintos. Las ingresó en el área deshabitada de un orfanato y trataron de vestirlas. Pero las pequeñas se quitaban la ropa a mordiscos y parecían insensibles al frío. Rehusaron tomar leche servida en tazones y no comieron hasta el día que las pusieron junto a los perros. Éstos sólo las aceptaron cuando una de ellas les quitó trozos de carne antes de irse a roer un hueso. En los meses siguientes, las niñas fueron mostrando su carácter: eran nocturnas, poseían un excelente sentido del oído y de la vista, cierto miedo a la luz y a los humanos, dormían una encima de la otra, aullaban durante toda la noche y olfateaban todo lo que pasaba frente a ellas. Siempre intentaban jugar con los perros del orfanato, mantenían una dieta estrictamente carnívora y corrían a cuatro patas. Su adaptación fue tan difícil que el reverendo Singh se llegó a preguntar si no hubiese sido mejor dejarlas en el bosque. Un año después de ingresar en el orfanato, la más pequeña murió. Kamala pasó semanas refugiada en una esquina aullando por las noches. En 1929 falleció de una fiebre tifoidea y fue enterrada junto a su compañera.
Donald. En junio de 1931, la chimpancé de siete meses Gua entró a formar parte de la familia formada por el psicólogo Winthrop Niles Kellogg, su esposa y su hijo Donald, de 10 meses. Kellogg pretendiá comparar científicamente la evolución paralela de las dos criaturas en su propia casa. Así, el niño y el simio fueron criados como si fueran hermanos, sin diferencia: usaban las mismas cucharas, los mismos pijamas y los mismos orinales. Los resultados fueron sorprendentes: Gua tardó menos que Donald en aprender a comer con cuchara y a no mojar los pañales. Al final, el niño empezó a imitar a Gua y a los 14 meses emitía una especie de ladrido para indicar que tenía hambre. Lamía los restos de comida del suelo y al año y medio comenzó a mordisquearse los zapatos. A los 19 meses, edad a la que los niños saben decir medio centenar de palabr
as, Donald sólo pronunciaba seis. Pero las complementaba con una serie de gruñidos, gritos y ladridos que había aprendido de Gua. El niño estaba en pleno proceso de animalización cuando su docto padre puso fin al experimento. Afortunadamente, parece que su convivencia con el chimpancé no pareció afectarlo: décadas más tarde, Donald se licenció en Medicina por la universidad de Harvard con buenas calificaciones.
Ramu, el “niño lobo”. A mediados de los años 50, un niño fue encontrado en las cercanías de la ciudad india de Lucknow totalmente desnudo, en actitud muy agresiva y articulando sonidos que no parecían humanos. Tenía aproximadamente nueve años y era incapaz de andar sobre sus dos piernas. Sólo comía carne cruda y para dormir se acurrucaba en una esquina protegiendo su cabeza con ambas manos, de la misma forma que hacen los lobos en sus guaridas. El pequeño, bautizado como Ramu, permaneció durante 15 años al cuidado de un equipo de médicos llegados de todas partes del país para estudiar su caso. Tras este tiempo, y un intenso aprendizaje, el joven no llegó a aprender más de 40 palabras. Este hecho, según el lingüista mexicano Alfredo Urzúa, “confirma la importancia de un medio ambiente verbalmente propicio para la adquisición del lenguaje, así como la constatación de que existen límites a lo que un individuo puede aprender si no crece en un medio que le proporcione contacto social, psicológico y afectivo con sus semejantes”.
La “niña esquimal”. En septiembre de 1731, una niña de unos 1o años de edad llegó al poblado de Sogny, en plena Champaña francesa. Apareció descalza, vestida con pieles de animales y con una calabaza a modo de sombrero. Armada con un garrote, logró matar al perro que un campesino lanzó contra ella. Tras su captura descubrieron que sus pulgares estaban muy desarrollados y que sus rasgos físicos se asemejaban muchísimo a los de los esquimales. Durante un tiempo, la niña permaneció muda y su dieta se componía de pequeños animales que atrapaba y comía crudos. A medida que pasaban los años aprendió a hablar y los científicos supieron más detalles de su vida. Al principio sólo recordaba a un gran animal que vivía en el agua y haber cruzado el mar dos veces. También que la dejaron sola en un bosque junto con otra niña “de piel negra” a la que más tarde le rompió el cráneo en una pelea. Decía que siempre iban desnudas hasta que una mujer desconocida las recogió y les dio ropa. Pero tras la muerte de su compañera, la muchacha decidió huir. La deducción fue que la pequeña podría pertenecer a una tribu de esquimales que se dedicaban a cazar cetáceos y que llegó a Francia procedente de Norteamérica traída por algún viajero en compañía de la niña “negra”. Después presuntamente las abandonaron a su suerte por razones desconocidas. Sin embargo, parece que los supuestos beneficios de la civilización no le sentaron muy bien: no se acostumbró al régimen alimentario humano, perdió todos sus dientes y enfermaba con frecuencia. Algunos médicos poco inspirados vieron en esto una rebelión de su naturaleza salvaje y le practicaron sangrías para debilitarla. Finalmente, la salvaje acabó ingresada en un convento parisino, destino común de los niños perdidos, donde desaparece su pista definitivamente.
Otro caso singular fue el publicado por el tabloide británico The Daily Mirror, en su edición del 1 de febrero de 1971, en el que narraba el encuentro de uno de sus periodistas con un niño gacela que se desplazaba a saltos entre estos animales en el Sáhara español. Este hecho fue confirmado meses más tarde por el antropólogo francés Jean Claude Armen, que vio al extraño pequeño lamer la frente de sus amigas gacelas como signo de reconocimiento. El niño nunca fue capturado
Ukiyo-e
Cualquier aficionado al manga y al anime sabe que su origen está en esos grabados japoneses llamados ukiyo-e. Aquí os dejo lo que la wikipedia dice de ellos:
Ukiyo-e, "pinturas del mundo flotante", es un género de impresos (mediante técnica de grabado en madera) producidos en Japón entre los siglos XVII y XX, entre los que se encuentran imágenes paisajísticas, del teatro y de los cuartos del placer.
Ukiyo, hace referencia a la impetuosa cultura joven que tuvo auge en el centro urbano de Edo (actualmente Tokio), Osaka, y Kyoto y que era un mundo dentro de sí. Es una alusión irónica al término homónimo "Mundo Doloroso", el plano terrenal de muerte y renacimiento en el que se basa la religión budista.
Esta forma de arte alcanzó su mayor grado de popularidad en la cultura metropolitana de Edo durante la segunda mitad del siglo XVII, originándose con los trabajos de un solo color de Hishikawa Moronobu en la década de 1670. En un principio, solo se utilizaba tinta india, y luego algunos impresos eran coloreados de forma manual con pinceles, pero en el siglo XVIII Suzuki Harunobu desarrollo un
a técnica de impresión polícroma para producir nishiki-e.
El Ukiyo-e era accesible dado que podía ser producido de forma masiva. Eran en su mayoría adquiridos por habitantes que por lo general no tenían el dinero suficiente como para comprar una pintura original. El tema original de los ukiyo-e era la vida de la ciudad, particularmente actividades y escenas de lugares de entretenimiento. Cortesanas hermosas, robustos luchadores de sumo y actores populares eran representados realizando actividades atractivas. Más adelante los retratos paisajistas se hicieron populares, y temas políticos e imágenes sobre individuos de los estratos bajos de la sociedad fueron prohibidos y se volvieron temas que raramente eran elaborados. El sexo fue también un tema prohibido, pero aparecía de forma continua en los impresos ukiyo-e. Algunos artistas y editoriales fueros sancionados por crear impresos ukiyo-e con escenas de sexo explicito, también conocidos como shunga.
La revolución científica
(Un texto algo complicado, pero vale la pena)
Origen y marco de la revolución científica Expertos en historia y filosofía estudian los conflictos entre ciencia y religiónMALEN RUIZ DE ELVIRA - Santa Cruz de la Palma
EL PAÍS - 20-09-2006
El siglo XVII fue un siglo de progreso científico, el de Galileo y Descartes, Huygens, Leibniz y Newton, la consolidación de la universal ciencia moderna. Los estudiosos de esta época se preguntan por qué la revolución científica tuvo lugar entonces, y no antes o después, y por qué sucedió en Europa, y no en China o en el mundo árabe. Y además se preguntan por el papel de la religión cristiana (y sobre todo la católica), imperante en Europa, en el desarrollo de esta explosión del conocimiento, plagado de conflictos que se han prolongado hasta la actualidad. Es lo que han analizado y discutido historiadores y filósofos de la ciencia en el congreso internacional Ciencia y Religión, de Descartes a la Revolución Francesa, en Santa Cruz de la Palma, convocados la semana pasada por la Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia.
Si la ciencia es la herramienta más poderosa de la civilización humana, no parece que pueda nacer por azar, pero curiosamente los expertos no se pusieron de acuerdo sobre su nacimiento entre los años 1550 y 1650. "Durante un largo periodo anterior se había dado una concentración altamente institucionalizada del conocimiento" recordó como posible razón Jürgen Renn, director del Instituto Max Planck de Historia de la Ciencia. "La herencia aristoteliana fue enriquecida por aportaciones que dieron lugar a una cosmovisión, [un modelo de explicación del mundo]". En China, por el contrario, existía muy poco conocimiento del mundo natural ya que la civilización se concentraba en la moral y la política. En el mundo árabe, el conocimiento científico y técnico se derivó a las aplicaciones.
"La revolución científico técnica de Galileo y Newton se asienta en una matematización de la naturaleza", aportó José Montesinos, director de la fundación, quien abogó por el papel del infinito como correa conductora entre el Dios cristiano, cuyos poderes y atributos son infinitos, y las matemáticas, que dieron lugar, entre otros desarrollos, al cálculo infinitesimal. Esta hipótesis no fue generalmente aceptada, ya que algunos de los presentes prefirieron fijarse en hechos concretos de aquella época, como el empuje militar para el desarrollo del conocimiento en la época de Galileo o incluso la explosión del conocimiento y los nuevos horizontes intelectuales derivados del descubrimiento de América. El hecho es que la desconfianza de un Dios omnisapiente deriva en una confianza en el dominio de la naturaleza a través del progreso que se va afianzando en los siglos siguientes, hasta tomar incluso tintes religiosos.
No es extraño que resulte fascinante para los historiadores una época en la que surgen los atomismos, la filosofía natural y la filosofía mecánica, entre otros movimientos, mientras la Iglesia católica intenta mantener el control de la ciencia a través del Índice de libros prohibidos, los tribunales de la Inquisición, el control de cátedras en la universidad y la declaración de herejías. Una época en la que los matemáticos son también teólogos (como Boyle y Newton), los científicos son religiosos que sermonean a los papas (como Bianchini) o filósofos (como Leibniz). En un tortuoso proceso, los que ahora llamamos científicos trataron de reconciliar, como creyentes que se declaraban en en su inmensa mayoría, sus experimentos y sus conclusiones con el papel preponderante de Dios en la naturaleza, como motor y origen de todo, en un ambiente efervescente de discusiones.
Un gran problema de aquella época era la reconciliación del saber con los accidentes eucarísticos (la presencia de Cristo en el pan consagrado), sobre los cuales el Concilio de Trento había fijado como doctrina la transustanciación. Sin embargo, la autoridad, en este caso la Iglesia católica, no siempre rechazaba por sistema todo lo nuevo, ni sus decisiones tenían un ámbito generalizado. Y, además, existían mecanismos para evitar los conflictos, aún a costa de frenar el desarrollo de la ciencia. El más importante era la autocensura: "Una de las formas más influyentes por las que se ejerce la autoridad", en palabras del estadounidense John Heilbron, prestigioso experto de historia de la ciencia.
Heilbron, de la Universidad de Oxford, repasó en Santa Cruz el ejemplo de varias figuras eminentes de la ciencia de su tiempo, entre 1650 y 1750, hoy poco conocidas. Es el caso de Francesco Bianchini, un experto en autocensura y disimulo que ocupó altos cargos en el Vaticano durante muchos años. Aunque llegó a publicar sus observaciones astronómicas sobre la superficie de Venus, en la portada hizo aparecer una esfera armilar del sistema venusiano con el centro vacío. De esta forma, al no poner ni el Sol ni la Tierra en el centro, evitó revelar el sistema planetario que prefería, pero también, según Heilbron, no hizo apenas contribuciones duraderas a la ciencia. Sin embargo, su maestro, Geminiano Montanari, que hizo aportaciones tan importantes como la descripción del movimiento de los cometas y una primera medida del tamaño de los átomos de plata, defendió abiertamente la filosofía mecánica y contribuyó a romper "las cadenas de Aristóteles" (en palabras del jesuita Giuseppe Ferroni)que todavía rodeaban los pies de los estudiosos.
A pesar de que Newton es una figura totémica de esta época y de toda la historia de la ciencia, objeto de miles de estudios, todavía da sorpresas, explicó Rob Iliffe, del Imperial College de Londres. El estudio de sus abundantísimos textos teológicos es muy reciente, porque se separaron de sus textos científicos y no se les dio importancia. De ellos se infiere que también era dado al disimulo, en este caso en el marco del protestantismo. Mientras en público era religioso, en privado era un herético radical, aunque no un ateo. Iliffe argumentó que Newton mantuvo sus trabajos en ciencia, en alquimia y en teología absolutamente compartimentados en los marcos de las diferentes tradiciones de la época y que distinguió entre unos y otros cuando, siguiendo los usos de la época, hacía uso de la retórica forense para probar sus argumentos. Al no encontrar en el ambiente de la filosofía natural -"una dama impertinente y litigiosa"-, la "asamblea juiciosa e imparcial" que pedía para juzgar sus trabajos científicos, se dedicó a la alquimia y la teología en la Universidad de Cambridge, hasta que su negativa a tomar las órdenes religiosas hizo que terminara en la ceca de Londres.
Una de las grandes polémicas de Newton fue con Leibniz, sobre la autoría del cálculo. La otra fue con el polifacético Robert Hooke. Leibniz era un filósofo que, como recordó Juan Arana, de la Universidad de Sevilla, se soñó papa de una iglesia ideal, que se hubiera parecido a las academias que llegó a fundar. Comenzó muy pronto en su ingente empeño por reconciliar la teología cristiana con una visión mecanicista de la naturaleza (la filosofía mecánica), que le apasionaba, explicó Daniel Garber, de la Universidad de Princeton. Su trabajo sobre las leyes de la reflexión y refracción de la luz le servían, por ejemplo, para demostrar la intervención de la sabiduría divina (la causa final) en la física.
El salto de aquellos conflictos y disimulos del siglo XVII a los conflictos actuales entre ciencia y religión no es demasiado aventurado. "En el reino de un papa actual estarían prohibidos los experimentos con células madre embrionarias", comentó Heilbron, quien se mostró partidario de que la religión organizada no tenga mucho que decir en el desarrollo social y cultural de la sociedad moderna, aunque matizó: "A la ciencia yo no le daría mi total y ciego apoyo".
Renn aseguró que el conflicto entre ciencia y religión es permanente, inevitable y necesario y argumentó que a la ciencia se le debe de exigir que sea una propuesta de vida a la altura de las que las religiones han aportado a la humanidad. La religión, señalaron otros expertos, está ahora en retroceso en los países desarrollados porque no admite nuevos conocimientos en lo que considera su núcleo. "La religión en la actualidad está ocupando los intersticios de la modernidad", comentó Francisco Díez de Velasco, de la Universidad de La Laguna. Se refería a la insatisfacción respecto a temas como la volatilidad de la ciencia, la muerte o las potencialidades humanas (el espejismo del superhombre), frente a la que se resalta nuevamente, como en el siglo XVII, las posibilidades de la ciencia para transformar el mundo.
Los retratados son Copérnico y Galileo.
Una foto friki
Una foto friki de verdad (del fantástico
look at me):
¿Experiencias paranormales?
(Texto para 1º de Bachillerato -o para quien quiera leerlo)
Son sensaciones misteriosas, más comunes de lo que cabría pensar: un hombre describe la sensación de una figura enigmática que está detrás de él, y cuando se da la vuelta no hay nadie. Una mujer nota cómo abandona su cuerpo y flota en el espacio, contemplando su yo corpóreo.
Quienes pasan por esas experiencias a menudo las atribuyen a fuerzas paranormales. Pero, según el reciente trabajo de unos
neurocientíficos, pueden ser inducidas por la transmisión de corrientes eléctricas leves a puntos concretos del cerebro. Por ejemplo, en una mujer, una descarga en una región cerebral conocida como girus angular le provocó la sensación de que estaba colgando del techo, mirando su cuerpo. En el caso de otra mujer, la corriente eléctrica transmitida al girus angular le causó la extraña sensación de que tenía a alguien detrás que pretendía inmiscuirse en sus acciones.
Ambas mujeres estaban siendo evaluadas para una operación para corregir la epilepsia en el Hospital Universitario de Ginebra, donde los médicos les implantaron docenas de electrodos en el cerebro para localizar el tejido anormal que provocaba los ataques e identificar zonas adyacentes que participan en el lenguaje, la audición y otras funciones esenciales que deberían evitarse en la cirugía. A medida que se activaba cada electrodo, que estimulaba una región distinta del tejido cerebral, se pedía a la paciente que describiera lo que estaba experimentando.
Olaf Blanke, un neurólogo de la École Polytechnique Fédérale de Lausana, en Suiza, que llevó a cabo los procedimientos, dice que las mujeres presentaban unos historiales psiquiátricos normales y que quedaron atónitas ante la extraña naturaleza de sus experiencias.
La edición del 21 de septiembre de la revista Nature incluye un artículo de Blanke y sus compañeros sobre la mujer que percibió una enigmática persona detrás de ella. Describieron las experiencias extracorpóreas en el número de febrero de 2004 de la revista Brain.
No hay nada místico en estas experiencias fantasmales, señala Peter Brugger, neurocientífico del Hospital Universitario de Zúrich. No participó en los experimentos, pero es un experto en extremidades fantasma, es decir, la sensación de seguir notando un miembro que ha sido amputado, y otros fenómenos alucinantes. "La investigación demuestra que el yo puede separarse del cuerpo y vivir una existencia fantasmal por sí solo, como ocurre con una experiencia extracorpórea; o puede hacerse sentir fuera del espacio personal, como es el caso de la percepción de presencias", agrega Brugger.
Los científicos han adquirido más conocimientos sobre estas extrañas sensaciones corporales a medida que han aprendido más sobre el funcionamiento del cerebro, dice Blanke. Por ejemplo, los investigadores han descubierto que algunas regiones cerebrales combinan información de varios sentidos. La vista, el oído y el tacto inicialmente se procesan en las regiones sensoriales primarias. Pero luego fluyen juntos, como los afluentes de un río, para crear la totalidad de las percepciones de una persona. Se reconoce visualmente a un perro con mucha más rapidez si ello viene acompañado simultáneamente del sonido de su ladrido.
Estas regiones de procesamiento multisensorial también fortalecen las percepciones del cuerpo a medida que éste recorre el mundo, comenta Blanke. Los sensores de la piel ofrecen información sobre presión, dolor, frío y sensaciones similares. Los sensores de las articulaciones, los tendones y los huesos indican al cerebro dónde está ubicado en el espacio. Los sensores de los oídos buscan el sentido del equilibrio. Y los de los órganos internos, incluidos el corazón, el hígado y los intestinos, dan una lectura del estado emocional de una persona.
La información corporal a tiempo real, el espacio que rodea al cuerpo y las sensaciones subjetivas del mismo también están representadas en regiones multisensoriales, dice Blanke. Y si estas regiones se estimulan directamente con una corriente eléctrica, como en el caso de las dos mujeres que él estudió, la integridad de la sensación corporal puede verse alterada.
A modo de ejemplo, Blanke describe el caso de una estudiante de 22 años a la que en 2004 se le implantaron electrodos en el hemisferio izquierdo del cerebro. "Estábamos comprobando las áreas del lenguaje", señala Blanke, cuando la mujer giró la cabeza a la derecha. No tenía sentido, dice, porque el electrodo no se encontraba ni mucho menos cerca de las regiones implicadas en el control del movimiento. Por el contrario, la corriente estaba estimulando una zona multisensorial llamada el girus angular.
Blanke aplicó otra vez la corriente. De nuevo, la mujer volvió la cabeza hacia la derecha. "¿Por qué hace eso?", preguntó Blanke. La mujer respondió que tenía la extraña sensación de que había otra persona estirada debajo de ella en la cama. La figura, dijo, parecía una "sombra" que no hablaba ni se movía; era joven, más parecida a un hombre que a una mujer, y quería interferir en ella. Cuando Blanke desconectó la corriente, la mujer dejó de mirar a la derecha, y manifestó que la extraña presencia había desaparecido. Cada vez que volvía a aplicar la corriente, la chica giraba de nuevo la cabeza para intentar ver a la misteriosa figura.
Cuando la mujer se incorporó, se inclinó hacia delante y se abrazó las rodillas, y dijo que le parecía que el hombre misterioso también estaba sentado y que la estaba estrechando entre sus brazos. Según la paciente, resultaba desagradable. Cuando sostuvo una carta en la mano derecha, explicó que la extraña figura intentaba arrebatársela. "No quiere que lea", dijo.
Debido a que la presencia imitaba fielmente la postura y la posición corporal de la paciente, Blanke llegó a la conclusión de que la mujer estaba experimentando una percepción inusual de su cuerpo, como un doble. Pero, por motivos que los científicos no han podido explicar, señala Blanke, no reconocía que lo que percibía era su propio cuerpo.
Hace seis años, otra paciente de Blanke se sometió a estimulación cerebral de una zona multisensorial distinta, el girus angular, que une la visión con la sensación corporal. La paciente vivió una experiencia extracorpórea completa. Cuando la corriente fluía, dijo: "Estoy en el techo. Estoy mirándome las piernas". Y cuando la corriente cesó: "Estoy de nuevo sobre la mesa. ¿Qué ha pasado?".
Otras aplicaciones de corriente devolvieron a la mujer al techo, y le hicieron sentir como si saliera de su cuerpo, flotando y con las piernas colgando. Cuando cerraba los ojos, tenía la sensación de estar haciendo abdominales, y su tronco se acercaba a sus piernas. Debido a que la posición que la mujer sentía en el espacio y su posición real en él no coincidían, mentalmente proyectó la mejor forma de convertir su confusión en una experiencia coherente, afirma Blanke. Llegó a la conclusión de que debía de estar flotando y alejándose, a la vez que miraba hacia abajo.
La sensación de una presencia enigmática se puede producir sin estimulación eléctrica del cerebro, dice Peter Brugger, neurocientífico del Hospital Universitario de Zúrich. Ha sido descrita por personas que sufren una privación sensorial, como los montañeros que se encuentran a grandes altitudes o los marineros que atraviesan solos el océano, y también por personas que han sufrido apoplejías menores u otras alteraciones del riego sanguíneo al cerebro.
Algunos esquizofrénicos, agrega Olaf Blanke, neurólogo de la École Polytechnique Fédérale de Lausana, en Suiza, experimentan alucinaciones paranoides y la sensación de que alguien les está siguiendo. A veces también confunden sus acciones con las de otros. Aunque se desconoce la causa de estos síntomas, dice, puede que estén implicadas las áreas de procesamiento multisensorial.
Cuando personas por lo demás normales experimentan alucinaciones corporales, señala Blanke, a menudo se sienten desconcertadas. La sensación que percibe el cuerpo es tan perfecta y resulta tan familiar que la gente no se da cuenta de que es una creación de su cerebro, ni siquiera cuando algo va mal y éste se siente perturbado. Sin embargo, se puede engañar a la sensación de integridad corporal con bastante facilidad, dice Blanke. Y aunque puede ser tentador invocar a lo sobrenatural cuando esta sensación corporal sale mal, Blanke dice que la verdadera explicación es muy natural: un intento del cerebro por comprender una información contradictoria.
Más fotos
A ver si se os ocurren relatos para estas fotos:
El eclipse, de Augusto Monterroso
Os dejo uno de los mejores relatos cortos del gran escritor guatemalteco Augusto Monterroso:
El eclipse
Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de Los abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.
Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
Tres años en el país habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.
Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerese de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.
-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol oscurezca en su altura.
Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.
Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol esclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.
Fotografías
En Internet disponéis de muchas páginas dedicadas a la fotografía. En ellas podéis encontrar fotos que os inspiren para vuestros fotorrelatos. Aquí os dejo unas cuantas:
http://www.moderna.org/lookatme/(es mi favorita; más de 600 fotos antiguas a vuestra disposición).
http://www.morguefile.com/http://www.pixelperfectdigital.com/free_image_archive/http://www.imageafter.com/http://o2.openphoto.net/http://www.freefoto.com/index.jspHay muchas más, pero con éstas tenéis de sobra.
Si queréis disfrutar de las fotos de los grandes maestros, os aconsejo esta página:
http://www.masters-of-photography.com/Aquí os dejo tres famosas fotografías de los años 40 y 50.
La primera es
El beso, Robert Doisneau:
La siguiente es de uno de los mejores fotógrafos de todos los tiempos, el francés Henry Cartier-Bresson:
Y la última, por hoy, es una fotografía de la torre Eiffel mientras está siendo pintada (Riboud):
Fotorrelato: Brown Hill
Observen esta foto; todos creen que es la última que se hizo Doris. Estamos posando delante del lago de Brown Hill, en medio del bosque de Brown Hill, a unas millas de Brown Hill, mi pueblo, el mismo día que finalizaron las clases. Recuerdo que Slipper, tras hacernos la foto, nos guiñó un ojo, se acercó al Chevrolet de su padre y regresó con una botella de bourbon aún precintada. Miren la sonrisa de Doris, mírenla a ella. Quizá penséis que no es bonita, que tan sólo es graciosa; que su barbilla se alarga en exceso, que su nariz recuerda a la de un joven boxeador con ganas de pelear. Todo eso ya lo sé, creo que soy quien más veces ha contemplado su cara, pero tendríais que haberla oído reír aquella tarde mientras apurábamos la botella. No sé qué pudo pasarme. Quizá fue la sorpresa de su cuerpo desnudo lanzándose al lago, de sus carcajadas, de sus brazos en los hombros de Slipper. Se perdieron durante un rato mientras yo me hacía el borracho; luego regresaron, súbitamente callados, Doris, mi novia, y mi gran amigo Slipper. Ni siquiera a él le he mostrado la última foto que le hice a Doris, blanca y hermosa, mientras se hunde en el lago de Braun Hill. Los dos la hemos echado tanto de menos.
Microrrelatos y fotorrelatos
Te animo a que practiques la mejor de tus herramientas -la imaginación- escribiendo un pequeño relato. Te propongo, para empezar, dos formatos:
1) El microrrelato es una historia de no más de media carilla.
2) El fotorrelato es una historia que acompaña a una fotografía. La fotografía puede ser tuya o de cualquier página de internet.
Los cinco mejores relatos los podemos subir a este mismo blog.
¡Animo! A lo mejor descubres dentro de ti algo que ni siquiera tú esperabas.